Desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, una de las medidas más destacadas ha sido la reactivación de una política arancelaria agresiva. Y los primeros ya serían evidentes: la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) informó que, desde el 20 de enero de 2025 —día en que comenzaron a aplicarse las nuevas acciones comerciales—, los ingresos por aranceles ya alcanzan los 21 mil millones de dólares, según CNBC.

Este volumen de recaudación refuerza una de las principales promesas del presidente Trump: que Estados Unidos volvería a usar el poder económico para proteger a su industria nacional, recuperar empleos y obtener ventaja en las negociaciones internacionales.

Trump reivindica los aranceles como motor de ingresos

El presidente Trump ha destacado repetidamente que los aranceles son una herramienta eficaz no solo para equilibrar el comercio internacional, sino también para llenar las arcas del país. “Estamos recibiendo casi 2.000 millones de dólares diarios en aranceles”, declaróel 8 de abril, al firmar una orden ejecutiva que reforzaba esta estrategia económica.

Incluso tras anunciar una pausa de 90 días para ciertos países, Trump mantuvo un arancel general del 10 %, además de imponer una tasa del 125 % para las importaciones chinas, dejando claro que la política comercial sigue firme.

Una estrategia que impone respeto a nivel global

Los nuevos aranceles no solo representan ingresos, sino que también han enviado un mensaje claro a socios y competidores. La tasa a China, en particular, busca frenar prácticas desleales y exigir un trato más equitativo para los productos estadounidenses.

Trump ha dejado claro que estas medidas no son arbitrarias, sino parte de una visión de un país más fuerte, autosuficiente y respetado. 

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